Liliana
comenzó a interesarse en las redes sociales en el año 2002 cuando era
estudiante de Publicidad y Mercadeo, gracias a una materia (muy futurista e
interesante) llamada Comunicación digital.
Liliana
vivió intensamente la época de la creación y evolución de las redes sociales del
2001 al 2006, mientras investigaba qué pasaba con y en ellas. Fue esa época en
la que este tema solía ser muy desconocido, tanto por las personas naturales
como por las jurídicas. Internet solía ser un medio impersonal, en el que “chatear” era
la forma de comunicación que más se acercaba a una interacción más
estrecha. El uso de la mensajería
instantánea también hizo
posible tener un contacto más “personalizado” con los demás, gracias a la
oportunidad de tener conversaciones en tiempo real, incluso con varias personas
a la vez, fenómeno que la tecnología no había permitido anteriormente.
Los
grandes proveedores de mensajería instantánea eran Latin mail, Yahoo y Hotmail;
de los cuales Hotmail logró adaptarse mejor a las necesidades de los usuarios y
evolucionar a través del tiempo para
mantenerse en el mercado y encabezarlo con el MSN Messenger.
Sin
embargo, las formas de comunicación en la web seguían siendo limitadas por su
dificultad de crear relaciones, convirtiendo los mensajes en mensajes impersonales. Todo se limitaba a
conversaciones ocasionales, que no generaban efectos a largo plazo (lo que
ahora logran las redes sociales).
De
esta necesidad surgieron las redes sociales con
un atractivo particular que permite compartir tu vida cotidiana con otros
sujetos a través de la internet. El gusto por este tipo de contenido comenzó a
extenderse mundialmente, por lo cual surgieron muchas opciones de páginas que
ofrecían ese servicio en el que mucha gente se conecta a publicar contenido
personal y pueden interactuar unos con otros por medio de comentarios y/o “Me
gusta”. Quienes inicialmente prestaron este servicio fueron: My Space, Hi5 y el
“campeón” de todos (que se quedó con el negocio real) fue Facebook, creación del
estadounidense Mark Zuckerberg.
Facebook,
tiene una gran cantidad de aplicaciones y funcionalidad claves para las personas
y, por ende, para las marcas. Ha logrado posicionarse como una de las experiencias interactivas más dinámicas y mejor logradas en este tipo de
plataformas, creando relaciones entre sus usuarios (así no se conozcan
personalmente).
El
uso de estas redes ha trascendido de saber “qué están haciendo nuestros amigos”
a convertirse en una plataforma empleada también para hacer negocios, significando una herramienta muy útil
para posicionar una marca… ¿Qué habría sido de políticos y empresas
(actualmente posicionados) sin haber hecho campaña en ellas?
Sin
duda, hoy estamos no sólo frente a una nueva forma de comunicación, sino a un fenómeno que ha
transformado nuestros hábitos y gustos comunicativos. Hoy,
prácticamente cualquiera que no sea parte de las redes sociales pareciera ser
alguien de otro mundo “no existe”, como alguien desactualizado;
Pero,
¿cuál será el siguiente paso? ¿Hacia a dónde seguirá evolucionando la forma de
comunicarse? Eso es algo que puede alcanzarnos quizá más pronto de lo que
pensamos… y según Liliana Buendía, es la herramienta más eficiente y eficaz que
cualquier persona (natural o jurídica) pueda tener en sus manos.
Sin embargo, Liliana aclara que cuando ella habla de grandes empresas, no diferencia entre privadas o
administraciones (ya que funcionan de la misma manera que las grandes empresas
privadas). Para ella, aún queda un largo
camino por recorrer en el tema de las redes sociales en la internet porque hay
empresas que todavía no confían en su efectividad en la producción que puede
traer el crear relaciones cercanas con su target; dice, que el cambio debe
producirse en el ámbito de los Recursos Humanos porque si lo 2.0 entra en la
empresa, como suele ser habitual, por la vía del mercadeo, es fácil caer en el
error de que todo sea una fachada, es decir, que lo que se muestre al público
sea mentira y se sobrevaloren las virtudes de la compañía y/o los productos (lo
cual sería un grave error que podría costarle, seguramente, la imagen a la
compañía a nivel mundial).
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